La Cueva de Nerja constituye uno de los yacimientos rupestres más ricos del sur de la península Ibérica, ya que cuenta con 589 motivos agrupados en 321 grupos pictóricos y grabados parietales catalogados en dos grandes conjuntos, el Paleolítico Superior y la Prehistoria Reciente.
La distribución de este rico patrimonio pictórico se extiende desde la entrada hasta aproximadamente la mitad del desarrollo longitudinal del cavernamiento, que alcanza 4.823 metros.
El Arte Paleolítico puede agruparse en dos grandes conjuntos adscritos por razones de estilo y, en algún caso, por cronología absoluta, al Solutrense y al Magdaleniense. El primero abarcaría una cronología entre los 20.000 y 16.000 años antes del presente. La fecha de 19.900 años marca el inicio de esta primera etapa pictórica, según una datación (14C-AMS) efectuada sobre un fragmento de carbón utilizado para pintar un ciervo ubicado en las Galerías Altas.
El segundo conjunto podría estar localizado alrededor de 12.000 años antes del presente.
La técnica artística más frecuente en la cavidad es la pintura, con un registro de colorantes que va del rojo al negro, siendo sobre todo el primero el que muestra la mayor variedad de tonos. Los métodos de aplicación fueron de tipo indirecto, con dedos, lápiz e incluso pincel.
Entre las especies de animales representadas se encuentran caballos, ciervos, cabras, focas y aves, acompañados por un importante lote de signos (puntos, líneas...).
Como dijimos, las imágenes, muy esquemáticas, sirven para indicar o señalar la manifestación de algún Espíritu (como lo hacen las iglesias actuales).
Alberga pinturas de unas focas de 41.000 años de antigüedad.
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