En las cuevas no habitaban los humanos, sino los Espíritus.
Las cuevas contienen y resguardan el Espíritu que vivifica el lugar, con sus aguas, sus plantas y animales.
Esto no tiene que ver ni con el clima ni con el nivel evolutivo de las personas, sino con una concepción filosófica de unidad e integración con la naturaleza.
El Espíritu de una Cueva vivifica (permite la vida) a las etnias circundantes y a los animales y plantas que entran dentro de su jurisdicción.
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